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ARDITTI MÁS ARDITTI, la suma que construye.

Publicado: 5 Nov 2014 Fuente/redacción: Laura Cesanelli / Comunicación y Prensa AGBC. Situado en: Buildgreen
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DETALLES

Arturo y Jorge Arditti, hermanados no sólo por su parentesco sino por un gran talento
arquitectónico, pasión y ética de trabajo, han conformado junto a su padre el estudio
ARDITTI + RDT que, gracias a una gran trayectoria en el terreno de la arquitectura sustentable
y de la realización de importantes proyectos de impacto social, entre los que se encuentra
el multipremiado Museo de Memoria y Tolerancia, fue reconocido como “uno de los más
sustentables de México”, por el VI Salón Internacional de la Edificación (SAIE).
Invitados como oradores en la sexta edición de BUILDGREEN Argentina, nos brindaron esta entrevista en la que hablaron del rol de la arquitectura en la sociedad, la importancia de construir sustentablemente y la ética y la pasión que guían sus proyectos.

 

El contexto lo pide (estamos en la sala de prensa de BUILDGREEN Argentina 2014, el evento de Construcción Sustentable que organiza Argentina Green Building Council desde hace 6 años), la primera pregunta se refiere a la incorporación de los criterios de sustentabilidad en sus obras: Los motivos, el momento del inicio, el primer proyecto sustentable.

Jorge: Todo comienza en el año 1993, cuando fuimos al “Congreso internacional de Arquitectura”, en Chicago, organizado por la UIA (Union Internationale des Architectes), por sus siglas en francés).  En ese momento la palabra sustentabilidad ni aparecía en el diccionario, y lo interesante de asistir allí fue que tuvimos la oportunidad de tener una introducción al tema mucho más a fondo, de darnos cuenta del abuso que el hombre le está haciendo a la Tierra y de que, como arquitectos y diseñadores, jugamos un papel muy importante en la concientización de las personas para generar un cambio y poder
permear esa responsabilidad en la cultura y en la educación de la sociedad. Fue en ese momento, cuando regresamos a México, que de alguna manera “inteligente”, pudimos empezar a incursionar con nuestros proyectos en el aspecto sustentable. Todavía no había certificaciones en México. Creo que fuimos de los primeros despachos en el país en empezar con proyectos sustentables, y además dejamos ciertas propuestas de instalaciones para que se puedan aplicar por otros a futuro e incrementar la eficiencia del edificio en su aspecto sustentable. Nuestro primer proyecto de carácter sustentable fue el Club House del Club de Golf Bellavista, en 1994, en el estado de México. Ese proyecto fue el que nos empezó a abrir camino.

¿Con qué contexto se encontraron en ese momento, tanto con respecto a la demanda del mercado como con relación a legislaciones y el ámbito político? ¿Tuvieron apoyo o se encontraron con resistencia hacia la incorporación de características sustentables?

Arturo: Tuvimos que promover el tema intensivamente. En un inicio, cuando de alguna manera incorporábamos estas ideas en nuestros proyectos, nuestra clientela no las sentía como interesantes o necesarias, lo veían como algo más costoso, lo confundían con un ego arquitectónico, no lo veían como un beneficio a largo plazo de su propia inversión, de su propio patrimonio. Entonces fue difícil. Ahora es diferente, el cliente lo entiende más, sabe que si no lo incorpora, de alguna manera está edificando una estructura “outdated” (desactualizada), lo entiende más y el mercado así lo demanda. Jorge: Con respecto a las autoridades políticas, en un inicio no prestaban ninguna facilidad, ni siquiera lo tenían contemplado. Muchas veces tuvimos conflictos en el diseño, por ejemplo con una escalera presurizada, nos hemos encontrado con que el  reglamento, que era de 15 o 20 años de antigüedad, no lo permitía. Arturo: En ese caso las autoridades entendían que una escalera tenía que ser ventilada y dar hacia el exterior, cuando en realidad en un siniestro, el humo se mete por todas partes y aunque puedas estar en una parte externa, sigue siendo un lugar susceptible a que esté contaminado por el humo. Entonces cuando se pone una escalera interior y se evita que se meta el humo a esa escalera, es mucho más seguro que estando al exterior, y eso las autoridades no lo entendían y tuvimos que luchar contra la legislación.

Entonces de alguna manera pudieron sentar precedentes a nivel legal como para facilitar el camino y que otros pudieran hacer este tipo de cambios también… ¿Es así?

Arturo: Humildemente, creo que fuimos de los precursores de estas ideas en México. No fuimos un contacto directo para presionar para que se hagan estos cambios, pero sí propusimos estas ideas y exteriorizamos nuestros casos a hacia las autoridades para que se acepten. Fue un proceso en el cual se fue madurando el tema por parte de las autoridades, hasta que pasó a ser un código aprobado. No fue por nosotros exclusivamente pero sí creo que en México, fuimos precursores en pelear por este tipo de iniciativas desde hace más de veinte años. Ya con el paso del tiempo, nos ven como abanderados de esa iniciativa.

¿Cómo ven el futuro de la edificación sustentable, no sólo en México sino en el resto de Latinoamérica en general? Tanto con relación al sector corporativo – que es el sector de mayor incursión en criterios sustentables-  como con respecto al residencial… ¿Creen posible que en un futuro no muy lejano, las edificaciones en general habrán incorporado criterios de sustentabilidad en su estructura y funcionamiento?

Jorge: Con respecto a México y ConoSur, el aspecto sustentable está en proceso de desarrollo y tiene que ver con un cambio cultural y educativo, lo cual se tiene que permear, y el gobierno adquiere gran parte de esa responsabilidad, porque es el único que puede difundir esa información o permitir bajo la ley y dar facilidades económicas e impositivas para que se pueda añadir este tipo de iniciativas en el diseño y poder entrar en una arquitectura sustentable. Yo creo que se está haciendo un buen papel. Debemos entender también que gran parte de nuestros países tienen una estructura de “autoconstrucción”, que no requieren de un arquitecto ni de un ingeniero ni de un diseñador y es un gran problema porque no cuentan con la economía ni el conocimiento para poder hacer de su pequeña área de habitación o residencia, un espacio sustentable. Entonces es muy importante generar esta cultura, y una cultura de empresas que puedan facilitar este tipo de tecnologías a la gente en una forma económica, o de una manera que puedan redituar su dinero más fácilmente. Yo creo que ese es un gran balance entre las dos áreas. Porque la otra área, la que tiene el poder económico para poder hacerlo, lo está haciendo. En México hay muchas empresas, las llamadas Socialmente Responsables, que incluso tienen prohibido instalarse en cualquier tipo de edificio, están obligadas a que éstos sean de carácter sustentable. Creo que ya se está haciendo un gran papel y los arquitectos también estamos peleando mucho sobre el reglamento de construcción. La intención es que dejemos de colgarles medallas a los edificios y a los arquitectos. Tendría que ser como en España, en donde todos los edificios a partir de determinado año, tienen que ser sustentables. Y de ahí en adelante a través de iniciativas, tecnologías, facilidades de créditos, de impuestos, hacer posible que todo el mundo pueda nivelar el deterioro que le estamos haciendo al medio ambiente.  Arturo: La intervención del hombre sobre la Tierra, y no me refiero sólo a la arquitectura, es muy compleja. Tenemos que redefinir lo que está pasando con nuestras sociedades en todos los sentidos. Siento que estamos en una primera etapa de concientización y va a empezar a dar resultados. Estoy de acuerdo con Jorge, ahorita el objetivo es llevarlo a una gran escala. No es tanto lo que hagamos de aquí en adelante, sino que corrijamos lo que hicimos de aquí para atrás. Porque ese es el verdadero impacto negativo que le hemos dado al planeta. Lo que hagamos de aquí en adelante debe ser por default. Creo que en América Latina tenemos una condición muy especial por razones geográficas. Nuestro clima sigue siendo muy aceptable, de templado a tropical, muy apto para aplicarle temas sustentables en la arquitectura. No tenemos que depender tanto de climatización. En gran parte del año, en toda Latinoamérica tenemos la ventaja de que podemos usar la bondad de nuestro clima para aplicarlo a tecnologías sustentables que no deben ser tan caras y que, tal vez lo más importante que quiero decir, es sobre la importancia de que estas cuestiones sean en gran parte resueltas por soluciones de diseño arquitectónico, y no dependiendo tanto de tecnología. La parte más importante en la que nos tenemos que educar, y que tiene mucho que ver con la autoconstrucción (la gente que construye sin arquitecto, de manera informal) es que sea haga con criterios de sustentabilidad, con la implementación de diseño arquitectónico. Que el mismo diseño reduzca el calentamiento, que tome las ventajas naturales de cada una de las situaciones específicas de cada zona y las implemente en sus diseños. Ese es el reto más importante.  Que la arquitectura conviva con el clima, tener que usar menos el aire acondicionado, prender el foco, etcétera, porque eso es lo que realmente puede contribuir muchísimo.

¿Por qué creen que los eligen sus clientes?

Arturo: Yo pienso que es un balance de muchas cosas. Quiero creer que alguien que se acerca a nosotros nos elige por un balance de nuestro gusto por el diseño, nuestro criterio de diseño, por nuestras implementaciones de tecnologías o de diseño en términos sustentables, por una trayectoria que, humildemente creo que ha sido responsable, de mucho compromiso. Por el trato, por la ética y por nuestra pasión. Cuando compites por un proyecto eso es muy importante, porque el cliente identifica esa pasión que le puedes proporcionar al proyecto. También por el entendimiento de la importancia o el valor que puede tener una iniciativa para un cliente. No importa si es pequeña o grande, para un cliente siempre va a ser importante, y le tienes que transmitir a un cliente que tú entiendes eso, y que le das la debida atención. Creo que no es una cosa más que la otra, creo que es un balance. Y creo que también tenemos un entendimiento de la realidad de nuestro mundo, en particular en México. Siento que hoy en día tienes que ser balanceado entre tu realidad económica, tu realidad social y una realidad “constructiva”, pues no puedes construir en México o en Buenos Aires un edificio tan fácilmente ni con el presupuesto con que lo hacen en Inglaterra. Tienes que adaptar esa intención a la realidad y a la congruencia del momento que vive tu país. Yo creo que hemos tenido un poco eso también.

Si tuvieran libertad absoluta para elegir… ¿Qué proyecto elegirían? ¿Con qué proyecto ideal fantasean?

Jorge: Dentro de nuestra parte profesional, somos también muy altruistas, yo creo que todo en la vida, como en la sustentabilidad, debe estar en balance. Hemos ayudado mucho a cierto tipo de instituciones, hemos hecho proyectos en forma altruista, entre ellos el Museo de Memoria y Tolerancia, un proyecto que hicimos totalmente gratis, y ese es un ejemplo de que uno puede darle a la sociedad a cambio, puede educar, a través de la arquitectura. Es lo que buscamos. Y como proyecto ideal, me gustaría hacer un proyecto altruista para gente con distintas enfermedades o para poder ayudar también a niños con capacidades diferentes. De alguna manera, es una forma  no solamente de dar una funcionalidad arquitectónica a la sociedad sino también poder educar e integrar, por medio de la arquitectura a la sociedad actual. Arturo: Yo siento que somos muy afortunados por el Museo de Memoria y Tolerancia. Cuando nos cayó la oportunidad, la detectamos y  luchamos por ella y aportamos nuestro trabajo. Ese es uno de los proyectos que yo hubiera querido en mi vida tener, y me siento muy agradecido por tenerlo. Porque reúne mi preocupación, mis retos como ser humano, como ciudadano de México, como ser humano del Planeta y como arquitecto. Y el poder plasmar esas cuatro facetas de mi persona en temas que tanto me preocupan, que tanto me gustan, que tanto me interesan, en los que tanto pude, por medio de este proyecto, contribuir educando, como dice Jorge, pues es algo que difícilmente se puede juntar. Entonces para mí eso ha sido una gran satisfacción. Pero también tengo otros dos proyectos con los que siempre he soñado….  me encantaría hacer un rascacielos en Manhattan, pensando libremente, quiero 120 pisos, en un terreno enfrente del río, de uso mixto, con un programa muy diverso de actividades, eso me encantaría. Y por otro, es un proyecto personal, en el que me quiero dedicar a promover el bien, que no tiene nada que ver con la arquitectura pero sí siento que es como mi siguiente paso en la vida. Tengo ganas de exponer mis ideas a acerca de todo lo que tiene que cambiar el ser humano. Es algo que estoy empezando a ver cómo estructurarlo. Me veo, Dios mediante, en unos años, como alguien que sigue su carrera arquitectónica pero también presentando mis  ideas sobre “sustentabilidad humana”, ese es mi proyecto ideal a futuro.

¿Cómo creen que la arquitectura puede influir en la vida de las personas?

Jorge: Esa es una responsabilidad de todos los arquitectos a todas las escalas, desde hacer una residencia de familia, en cuanto al compromiso de cumplir con el funcionamiento de la construcción, y en cuanto a hacer redituable su inversión económica. Al mismo tiempo tenemos  la responsabilidad de aprender a “ser ciudad”, de saber valorar el cambio que están teniendo las ciudades hoy en día. Se están re-densificando, de alguna manera, todo se está agrupando más. Mucha gente de provincia llega a las grandes ciudades para buscar oportunidades de cambio de vida, como lo vivimos en México, y creo que Argentina no es la excepción. Este tipo de responsabilidad es muy importante porque está en nosotros poder generar una sociedad que esté estable emocionalmente, que sea productiva, que viva bien y tenemos que darle calidad de vida a la gente. Nosotros también hemos peleado mucho para que se genere un cambio positivo ante el ámbito de la vivienda de interés social. Debemos darle una vivienda mucho más digna a la gente y no generar un negocio sobre la vivienda del que más la necesita. Desde ese ejemplo de cambio, hasta la realización de edificaciones que trascienden a la sociedad, son parte de nuestra responsabilidad. Es muy importante saber valorar ese cambio en la sociedad para poderlo llevar a un buen crecimiento futuro, en equilibrio. Y lo más importante es que muchas veces se nos presentan oportunidades de hacerlo, como arquitectos, y no las aprovechamos. Tenemos que ser el hilo conductor de poder educar a la gente a través de la arquitectura y el diseño. Es un cambio importante que la gente se sienta en un espacio agradable, en un ambiente correcto, con buena iluminación, con buenas alturas, con un colorido apropiado, y eso es lo que te cambia la forma de vivir. Arturo: Yo creo… y esto se lo escuché alguna vez a alguien y me quedó muy grabado, que la arquitectura es el arte que más puede influir en las personas.

¿Cómo?

Tú vas de viaje y lo que te fijas en gran parte es en la arquitectura del lugar. Vas a París y entras al Museo y ves la Mona Lisa, y vas al d´Orsay y ves impresionismo, etcétera. Pero lo que te da la sensación de ir a un lugar mágico, es la ciudad y su arquitectura.  Esta influye muchísimo en la gente, tanto a un nivel muy directo, como lo puede ser la célula base que es la vivienda de interés social, como a nivel macro, como lo es la ciudad. Entonces siento que hay una responsabilidad en cómo diseñar. Y en estos momentos esta responsabilidad se está complicando muchísimo. Es otro de mis intereses plantearle una idea al mundo de que se necesita una nueva especialidad: El mundo está ávido de un perfil de gente capacitada en cómo crear entornos en los que vivamos. Me refiero a que el mundo está tomando soluciones un poco aleatorias por iniciativas dispersas. Por ejemplo, tenemos un  problema ecológico entonces vamos a resolverlo puntualmente con tecnología, o tenemos el problema de que estamos construyendo las ciudades muy extendidas. Y me voy más atrás… hace 50 años empezamos a hacer “verticalidad” porque ya lo permitía la tecnología y luego pasamos a estar muy aglomerados, entonces se pasó a re-densificar, a expandir nuestras ciudades e irnos hacia las afueras, entonces se construyen kilómetros de carreteras, de infraestructura, a hacer llegar agua y electricidad a 20/30 km a la redonda de la ciudad para que una familia tenga su casa y su jardín. Entonces la gente tiene que transportarse, literalmente en México, una a dos horas y media de ida y de vuelta para llegar a su trabajo, con lo cual pasa 4 horas del día en un Bus. Y se decide entonces ir de nuevo a la ciudad. Estamos tomando iniciativas que no están estudiando el problema más importante de base, que es: La condición ideal en que el hombre convive de manera óptima. Y esa debe ser la base de cómo desarrollar las ciudades, no la infraestructura, el costo o la tecnología. Lo que tenemos que estudiar es un modelo que tome en cuenta todas estas consideraciones, para que nos desarrollemos y vivamos de la mejor forma. Y ésa es una especialidad que hoy en día no hay quien la tenga. Tenemos urbanistas que diseñan nuestras ciudades, pero no saben mucho de sociología, de psicología, de criminología, etc. No están integradas esas disciplinas. Y debe haber una especialidad que pueda determinar la condición ideal para cada ciudad, para cada lugar.
Jorge: Y las ciudades van a cambiar radicalmente en pocos años… no estamos muy lejos de que uno ya no maneje, de  que por medio de Google pongamos las coordenadas y compartamos automóvil. La ciudad va a generar un cambio de comunicación social dentro de muy poco y nos va a cambiar totalmente el área urbana, la forma de sociabilizar y la forma de comunicarnos entre los seres humanos. Arturo: Y tenemos que prever mucho. Es imposible saber qué va a traer la tecnología pero lo que sí podemos prever es cómo afrontar con la mayor flexibilidad, los posibles cambios que la tecnología nos traiga y cómo afrontarlos de la manera positiva, porque históricamente, todo avance tecnológico siempre tiene dos matices: el positivo y el bélico o el destructivo. Entonces necesitamos luchar contra eso. Y un poco pasa eso en las ciudades, tenemos que ver, no la perfección, pero buscar la condición óptima, dentro de lo posible.

Por último, ¿Cómo es su relación con vuestro padre, que es además socio y colega?

Arturo: Nuestro padre es fundador (del estudio de arquitectura que los tres comparten) y es nuestro jefe, nuestra inspiración, nuestro super ejemplo. Tiene una actitud particularmente ejemplar ante la vida, es nuestro ídolo en ese sentido y en muchos otros, pero particularmente en ese, es una persona increíble. Jorge: Tiene un balance extraordinario en cuestiones de humanidad, de valores y de ética, conjuntamente con la arquitectura. Arturo: Para mi papá la arquitectura ha sido simplemente un vehículo más para vivir una vida en un marco ético, en el marco de una actividad profesional que le gusta. Nunca ha puesto la arquitectura por encima de ninguna otra actividad ni de temas trascendentes en la vida, ni por encima de su familia, ni de sus hijos. Y es algo que nosotros también tratamos de balancear de esa manera. No es nuestro interés estar viajando por el mundo haciendo de la arquitectura nuestra única y gran actividad ni remuneración  económica ni emocional, ni de satisfacción. Es un balance también, hay que buscar un poco de todo, me refiero  a la familia, el deporte, etcétera.

Pero además seguramente sería empobrecedor para el oficio si no tuvieran otros intereses y  estuvieran encerrados en la propia arquitectura…

Arturo: Exacto. Nos ha tocado estar en contacto con gente, no solamente arquitectos, sino cualquier gran apasionado de su actividad, que pierde la perspectiva y concibe a su profesión como lo único que importa. Entiendo la pasión, yo también la tengo. Por ejemplo, yo viví muchos años entre Nueva York y México. Y en Nueva York vi algo que me cambió, una de esas cosas que te tocan, que te cambian la vida. Yo iba mucho a un lugar donde arreglaban computadoras, cerca de un instituto para ciegos. Yo miraba cómo la gente llegaba al instituto, cómo caminaba con la varita tocando la pared, me di cuenta de que la persona sabe perfectamente  qué sigue, cómo conoce el hoyito en el piso, el desnivel entre las placas de concreto y entonces levanta el pie y lo pasa. En ese momento me dije: “Este es un héroe”. Lo que  yo pueda hacer con mi capacidad, con mis estudios, con mi conocimiento, no es nada comparado con el esfuerzo que esta persona hace nada más, para ir al instituto de ciegos. Ni hablar de lo que tiene que hacer para levantarse, para cocinar, para vivir. Voy al punto de que idolatramos ideas, idolatramos iniciativas, y hay que idolatrar a la persona que hace eso… cómo llega al metro, cómo toca, cómo se sube, como se da cuenta donde se abren las puertas, en qué estación se baja, cómo camina… ese es un héroe de la vida, no el arquitecto que te habla de la genialidad del color y de la percepción. Eso es bueno pero no hay que ensalzarlo tanto, como decimos en México: Hay que perder piso.

Buildgreen 05.04.2018

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