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Nuevos hogares ¿Qué considerar para hacerlos más verdes?

Publicado: 1 Oct 2018 Fuente/redacción: Argentina Green Building Council Situado en: Iniciativas
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DETALLES

Son muchos los aspectos que influyen en nuestra calidad de vida y la de nuestros hogares. Varios de ellos no dependen únicamente de la forma en que el edificio fue construido pero quien lo diseñe debería considerarlos a la hora de tomar decisiones.

En primer lugar es necesario saber por qué un hogar verde es esencial para nuestras vidas. La gran mayoría de nosotros pasa aproximadamente 90% del tiempo en interiores y 65% en nuestro hogar.

A pesar de ello, mucha gente no es consciente de cómo el ambiente interno del hogar puede afectar significativamente su salud y bienestar. Diferentes características que van desde la calidad del aire interior, a qué cantidad de espacio y luz hay, y hasta cuánto espacio de guardado existe, pueden tener gran impacto en la salud y el bienestar. Más aún, el diseño del barrio que rodea a la casa es crítico: ofrece oportunidades de interacción social, ejercicio, acceso a la naturaleza, servicios locales y colegios. De todo esto dependerá cuanto disfrutarán los residentes vivir en su comunidad, y por lo tanto afectará su salud y bienestar.

Dentro de los aspectos mencionados repasaremos algunos y explicaremos por qué son fundamentales a la hora de diseñar un hogar:

Salud mental: La construcción puede afectar la salud mental y el bienestar al fortalecer la resiliencia mental, ayudando a sanar la enfermedad mental, y promover una sensación general de felicidad y autonomía. Tal como lo hemos descrito, el hogar es el lugar donde pasamos la mayor parte del tiempo, y en especial, donde pasamos tiempo con nuestra familia. Es por ello que el tema de la felicidad en el diseño residencial es fundamental: las emociones son más intensas en este caso comparadas con los edificios de oficinas o negocios.

Asimismo, la calidad del diseño también está fuertemente vinculada a la salud mental. La gente que vive en casas de mejor calidad tienen menos temas psicológicos, incluyendo disminución de la ansiedad y depresión.

Bienestar social: La interacción social es un factor clave al determinar tanto la salud física como la salud mental y el bienestar de un individuo desde su niñez hasta la adultez. Se lleva a cabo en diferentes ámbitos: comienza en el hogar, continua dentro del vecindario, mudándose al colegio, expandiéndose al ámbito laboral y prosperando con actividades sociales. La mayoría de estas interacciones surgen dentro de nuestros hogares y entornos cercanos, que instintivamente valoramos más como resultado de una presencia duradera.

Salud física: Las características de diseño de la casa y el barrio pueden afectar muchos de los diferentes aspectos de la salud física, tanto positiva como negativamente. Por ejemplo, los barrios que están bien conectados como para caminar y andar en bicicleta, y cuyas casas tienen un espacio de guardado de bicicletas adecuado, permitirá a los residentes tener una vida activa.

Luz: La luz natural nos concientiza del paso del tiempo: los mecanismos específicos de esta interacción no se comprenden en su totalidad, pero nuestros cuerpos están sincronizados naturalmente con los niveles de luz y características externas. Al igual que los fotorreceptores que nos permiten ver, el ojo contiene sensores que detectan el azulado de la luz de día. Por lo tanto, el color y la intensidad de la luz que percibimos influye en la secreción de hormonas, incluyendo la melatonina y serotonina, que regulan nuestros ritmos circadianos.

Se puede diseñar incluyendo tanto la luz natural como la solar, y también complementarla con la luz eléctrica. El diseño de la iluminación eléctrica de los hogares tiene que ser flexible, y ofrecer confort al igual que practicidad y eficiencia.

Calidad del aire interior: Es obvio que la calidad del aire que respiramos es esencial, pero gran parte de la discusión sobre la contaminación del aire se centra en el ambiente externo –ej. polución de autos cuando estamos en la calle. Lo que quizás es menos obvio, es que la calidad del aire interior en nuestras casas puede ser muy mala, y tener un grave efecto sobre nuestra salud. Hay dos temas primordiales relacionados con la calidad del aire interior: los contaminantes internos acumulados adentro de la casa, y el ingreso de contaminantes externos a la casa.

Ambiente térmico: Los hogares cálidos, debidamente aislados, pueden disminuir radicalmente la mortalidad y enfermedad durante el invierno: la frecuencia de infartos, derrames y otras enfermedades respiratorias se incrementan exponencialmente por el exceso de frío, y se determinó que el impacto de las casas frías específicamente produjo un quinto de muertes adicionales durante el invierno del 2014-2015 en Inglaterra y Gales.

Por otro lado, durante el verano, necesitamos evitar el sobrecalentamiento: nuestra capacidad de continuar con las funciones normales depende de que nuestros cuerpos mantengan la temperatura de alrededor de 37 grados Celsius. La exposición a una temperatura mayor a aproximadamente 25 grados es asociada con el aumento de riesgos de la salud, con un estrés térmico que afecta al rendimiento de nuestro cuerpo, productividad y humor.

Humedad: La humedad de nuestras casas es causada por actividades tales como cocinar, secar, lavar, bañarse y respirar. Es importante controlar los niveles de humedad porque demasiada humedad en las casas puede incrementar el crecimiento de bacteria, ácaros del polvo, y moho, los cuales representan un riesgo para la salud. Más aún, la humedad también puede producir la degradación de los materiales, contaminando aún más el aire en los edificios. Todo ello puede provocar problemas en el aparato respiratorio, por ejemplo, infecciones o exacerbación del asma.

Sin embargo, como con todas las cosas, se necesita lograr un equilibrio. Mientras que los niveles elevados de humedad en el aire pueden producir transpiración que a su vez puede aumentar los efectos de las altas temperaturas sobre el confort térmico, el aire seco puede irritar las membranas mucosas de la piel, ojos, nariz y garganta, lo cual puede conducir a un mayor riesgo de infecciones.

Ruido: El diseño acústico y el control del ruido son elementos claves en el diseño de ambientes restauradores libres de estrés. Se ha demostrado que el ruido eleva la presión arterial y las hormonas de estrés en los niños y puede contribuir a la sensación de desamparo. También puede acarrear trastornos cognitivos, incluyendo el desarrollo cognitivo deficiente y la falta de concentración.

Para más información descargar el informe «Salud y Bienestar en los Hogares» desde aquí

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